XIII. HONDURAS
ORACIONES A NUESTRA SEÑORA DE SUYAPA,
PATRONA DE HONDURAS
66. Ave, llena de gracia, bendita entre las mujeres, Madre de Dios
y Madre nuestra, Santa Virgen María.
Peregrino por los países de América Central, llego a este santuario
de Suyapa para poner bajo tu amparo a todos los hijos de estas
naciones hermanas, renovando la confesión de nuestra fe,
la esperanza ilimitada que hemos puesto en tu protección,
el amor filial hacia ti, que Cristo mismo nos ha mandado.
Creemos que eres la Madre de Cristo, Dios hecho hombre,
y la Madre de los discípulos de Jesús. Esperamos poseer contigo
la bienaventuranza eterna de la que eres prenda y anticipación
en tu Asunción gloriosa. Te amamos porque eres Madre
misericordiosa, siempre compasiva y clemente, llena de piedad.
Te encomiendo todos los países de esta área geográfica.
Haz que conserven, como el tesoro más precioso, la fe
en Jesucristo, el amor a ti, la fidelidad a la Iglesia.
Ayúdales a conseguir, por caminos pacíficos, el cese de tantas
injusticias, el compromiso en favor del que más sufre, el respeto
y promoción de la dignidad humana y espiritual de todos sus hijos.
Tú que eres la Madre de la paz, haz que cesen las luchas,
que acaben para siempre los odios, que no se reiteren las muertes
violentas. Tú que eres Madre, enjuga las lágrimas de los que
lloran, de los que han perdido a sus seres queridos, de los exiliados
y lejanos de su hogar; haz que quienes pueden, procuren el pan
de cada día, la cultura, el trabajo digno.
Bendice a los Pastores de la Iglesia, a los sacerdotes, a los diáconos,
a los religiosos y religiosas, a los seminaristas, catequistas, laicos
apóstoles y delegados de la Palabra. Que con su testimonio de fe
y de amor sean constructores de esa Iglesia de la que tú eres Madre.
Bendice a las familias, para que sean hogares cristianos donde
se respete la vida que nace, la fidelidad del matrimonio, la educación
integral de los hijos, abierta a la consagración a Dios. Te encomiendo
los valores de los jóvenes de estos pueblos; haz que encuentren
en Cristo el modelo de entrega generosa a los demás; fomenta
en sus corazones el deseo de una consagración total al servicio
del Evangelio.
En este Año Santo de la Redención que vamos a celebrar, concede
a todos los que se han alejado, el don de la conversión; y a todos
los hijos de la Iglesia, la gracia de la reconciliación; con frutos
de justicia, de hermandad, de solidaridad.
Al renovar nuestra entrega de amor a ti, Madre y Modelo, queremos
comprometernos, como tú te comprometiste con Dios, a ser fieles
a la Palabra que da la vida.
Queremos pasar del pecado a la gracia, de la esclavitud a la verdadera
libertad en Cristo, de la injusticia que margina a la justicia
que dignifica, de la insensibilidad a la solidaridad con quien más sufre,
del odio al amor, de la guerra que tanta destrucción ha sembrado,
a una paz que renueve y haga florecer vuestras tierras.
Señora de América, Virgen pobre y sencilla, Madre amable
y bondadosa, tú que eres motivo de esperanza y de consuelo, ven
con nosotros a caminar, para que juntos alcancemos la libertad
verdadera en el Espíritu que te cubrió con su sombra; en Cristo que
nació de tus entrañas maternas; en el Padre que te amó y te eligió
como primicia de la nueva humanidad. Amén.
Juan Pablo II. Tegucigalpa, 8 de marzo de 1983
67. ¡Oh, Madre y Señora Nuestra de Suyapa!
Aquí tienes a tus pies unos miserables pecadores
que a ti acuden y en ti confían.
Oh, Madre de Misericordia!
Tú eres nuestro refugio, nuestra esperanza y nuestro auxilio,
socorrednos por amor de Jesucristo
y sálvanos con tu poderosísima intercesión. Amén.
http://arquidiocesistegucigalpa.org/web/index.php?option
=com_content&task=view&id=41&Itemid=102
68. ORACIÓN DE
FELICITACIÓN A NUESTRA SEÑORA DE SUYAPA
El Ángel
Gabriel te saludó: “ALEGRATE”
También nosotros te decimos:“Alégrate, María”. “Goza,
hija de Dios”. Sí, sabemos que te alegras en Dios, tu Salvador,
que estás en alegría plena, en el gozo de tu Señor,
que estás en la gloria. Ya sin espadas que traspasan el corazón,
sin desgarros de dolor, sin el aguijón de la muerte.
Madrecita de Suyapa, nos alegramos contigo en este día.
Aunque aún vivamos en este valle de lágrimas, no queremos
perder la alegría verdadera. Tú eres “Causa de nuestra alegría”.
“LLENA DE
GRACIA”
Con el Ángel, mensajero de Dios, te decimos: “Llena de gracia”,
llena del favor de Dios, de la benevolencia de Dios ,
de la simpatía y encanto de Dios, llena de la santidad de Dios.
¡Qué mejor felicitación podemos dirigirte que estas palabras
del mismo Dios! ¡Que mayor alabanza tributarte que los elogios
del mismo Dios! “Llena de gracia”. Y por tanto, sin pecado,
sin mancha, inmaculada.
Virgen de Suyapa, ruega por nosotros pecadores,
para que vivamos la gracia de Dios, caminemos en santidad y
justicia y nos mantengamos sin mancha en su presencia.
“EL SEÑOR ESTÁ
CONTIGO”
Y con el Ángel Gabriel continuamos saludándote: “El Señor
está contigo” ¡Qué turbación experimentas! pero al mismo tiempo,
¡Qué alegría tan nueva y profunda! sabías bien que Dios decía
esas palabras cuando llamaba para una misión importante.
“Yo estoy contigo”, dijo a Moisés. Y ahora, tú, la humilde esclava,
escuchas: “El Señor esta contigo”. Sí, porque te ha elegido,
desde antes de la creación del mundo, para ser la madre de Jesús,
El Salvador. Dios está contigo, porque el Padre ha mirado
tu humildad y te ha concedido su favor .
Dios está contigo, porque has concebido al Hijo del Altísimo.
Dios está contigo, porque el Espíritu Santo ha venido sobre ti
con su poder vivificador. Concédenos, Virgen de Suyapa,
vivir siempre en la presencia de Dios conscientes por la fe,
de que el Señor está con nosotros todos los días.
Y si Dios está con nosotros ¿Quién contra nosotros?
Él es luz en la oscuridad, consuelo en el dolor,
fortaleza en la prueba, alegría en la tristeza,
señal en el camino, perdón en el pecado,
y vida en la muerte. El Señor está contigo.
El Señor está con nosotros. Así es. Amén.
Mons. Garachana.