VI. COLOMBIA
1) ORACIONES A NUESTRA SEÑORA DE
CHIQUINQUIRÁ
PATRONA DE COLOMBIA
23. ¡Dichosa tú que has creído! (cf. Lc 1, 45)
Como peregrino a tu santuario de Chiquinquirá, me postro ante ti,
oh Madre de Jesús, pronunciando las palabras con las que te saludó
Isabel, la esposa de Zacarías, en el umbral de su casa.
¡Dichosa tú, que has creído! Dichosa, porque a impulsos de tu fe,
en respuesta al anuncio del Angel, acogiste en tu seno la Palabra
del Dios vivo. Dichosa tú por haber pronunciando aquel
bienaventurado “fiat” que te convirtió, por virtud inefable,
de Sierva del Señor en la Madre del Verbo Eterno: Dios de Dios,
Luz de Luz, hecho hombre en tus entrañas virginales.
¡El Verbo se hizo hombre!(cf. Jn 1, 14).
¡Dichosa tú, porque gracias a tu acatamiento de la Palabra de Dios,
se cumplió, ya en la plenitud de los tiempos, el acontecimiento
más señalado por los profetas para la vida y para historia
de la humanidad: “El pueblo que andaba en tinieblas, vio una luz
grande” (Is 9, 2): tu Hijo Jesucristo, el Hijo del Dios vivo,
el Redentor del hombre, el Redentor del mundo!
Juan Pablo II, Chiquinquira,
Colombia 3-VI-1986
http://www.mariologia.org/oracionesamaria00025.htm Fuente: vatican.va
CONSAGRACIÓN DE COLOMBIA A LA VIRGEN
DE CHIQUINQUIRÁ
24. ¡Dios te salve María!
Te saludamos con el Ángel:
Llena de gracia. El Señor está contigo.
Te saludamos con Isabel: ¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito
el fruto de tu vientre! ¡Feliz porque has creído a las promesas
divinas! Te saludamos con las palabras del Evangelio: Feliz porque
has escuchado la Palabra de Dios y la has cumplido.
Tú eres la ¡llena de gracia! Te alabamos, Hija predilecta del Padre.
Te bendecimos, Madre del Verbo divino. Te veneramos, Sagrario
del Espíritu Santo. Te invocamos, Madre y Modelo de toda la Iglesia.
Te contemplamos, imagen realizada de las esperanzas de toda
la humanidad.
¡EI Señor está contigo! Tú eres la Virgen de la Anunciación,
el Sí de la humanidad entera al misterio de la salvación.
Tú eres la Hija de Sión y el Arca de la nueva Alianza en el misterio
de la visitación. Tú eres la Madre de Jesús, nacido en Belén, la que
lo mostraste a los sencillos pastores y a los sabios de Oriente.
Tú eres la Madre que ofrece a su Hijo en el templo, lo acompaña
hasta Egipto, lo conduce a Nazaret. Virgen de los caminos de Jesús,
de la vida oculta y del milagro de Canáa. Madre Dolorosa del Calvario
y Virgen gozosa de la Resurrección. Tú eres la Madre
de los discípulos de Jesús en la espera y en el gozo de Pentecostés.
Bendita porque creíste en la Palabra del Señor, porque esperaste
en sus promesas, porque fuiste perfecta en el amor. Bendita por tu
caridad presurosa con Isabel, por tu bondad materna en Belén,
por tu fortaleza en la persecución, por tu perseverancia en la
búsqueda de Jesús en el templo, por tu vida sencilla en Nazaret,
por tu intercesión en Canáa, por tu presencia maternal junto a la cruz,
por tu fidelidad en la espera de la resurrección, por tu oración asidua
en Pentecostés. Bendita eres por la gloria de tu Asunción a los cielos
por tu materna protección sobre la Iglesia por tu constante
intercesión por toda la humanidad.
¡Santa María, Madre de Dios! Queremos consagrarnos a ti.
Porque eres Madre de Dios y Madre nuestra. Porque tu Hijo Jesús
nos confió a todos a ti. Porque has querido ser Madre de esta Iglesia
de Colombia y has puesto aquí en Chiquinquirá tu santuario.
Nos consagramos a ti todos los que hemos venido a visitarte en esta
celebración solemne de los cuatrocientos años de la renovación
de tu imagen. Te consagro toda la Iglesia de Colombia,
con sus Pastores y sus fieles: Los obispos, que a imitación del Buen
Pastor velan por el pueblo que les ha sido encomendado.
Los sacerdotes, que han sido ungidos por el Espíritu.
Los religiosos y religiosas, que ofrendan su vida por el reino
de Cristo. Los seminaristas, que han acogido la llamada del Señor.
Los esposos cristianos en la unidad e indisolubilidad de su amor
con sus familias. Los seglares comprometidos en el apostolado.
Los jóvenes que anhelan una sociedad nueva. Los niños que
merecen un mundo más pacífico y humano. Los enfermos,
los pobres, los encarcelados, los perseguidos, los huérfanos,
los desesperados, los moribundos. Te consagro toda esta nación
de Colombia de la que eres, Virgen de Chiquinquirá, Patrona y Reina.
Que resplandezcan en sus instituciones los valores del Evangelio.
¡Ruega por nosotros pecadores! Madre de la Iglesia, bajo
tu patrocinio nos acogemos y a tu inspiración nos encomendamos.
Te pedimos por la Iglesia de Colombia, para que sea fiel
en la pureza de la fe, en la firmeza de la esperanza, en el fuego
de la caridad, en la disponibilidad apostólica y misionera, en el
compromiso por promover la justicia y la paz entre los hijos de
esta tierra bendita. Te suplicamos que toda la Iglesia de
Latinoamérica se mantenga siempre en perfecta comunión de fe y
de amor, unida a la Sede de Pedro con estrechos vínculos de
obediencia y de caridad. Te encomendamos la fecundidad de la
nueva evangelización, la fidelidad en el amor de preferencia por
los pobres y la formación cristiana de los jóvenes, el aumento
de las vocaciones sacerdotales y religiosas, la generosidad de los
que se consagran a la misión, la unidad y la santidad de todas
las familias.
Ahora y en la hora de nuestra muerte. ¡Virgen del Rosario, Reina
de Colombia, Madre nuestra! Ruega por nosotros ahora.
Concédenos el don inestimable de la paz, la superación de todos
los odios y rencores, la reconciliación de todos los hermanos.
Que cese la violencia y la guerrilla. Que progrese y se consolide
el diálogo y se inaugure una convivencia pacífica.
Que se abran nuevos caminos de justicia y de prosperidad.
Te lo pedimos a ti a quien invocamos como Reina de la Paz.
¡Ahora y en la hora de nuestra muerte! Te encomendamos a todas
las víctimas de la injusticia y de la violencia, a todos
los que han muerto en las catástrofes naturales, a todos los que
en la hora de la muerte acuden a Ti como Madre y Patrona.
Sé para todos nosotros, Puerta del Cielo, vida, dulzura y esperanza,
para que juntos podamos contigo glorificar al Padre, al Hijo y
al Espíritu Santo. ¡Amén!
Juan Pablo II, http://www.mariologia.org/oracionesamaria00041.htm
Fuente: vatican.va
25. Mis oraciones hacia ti levanto, amparo de los pobres
pecadores, dulcísima Señora en mi quebranto. Reina del cielo,
escucha mis clamores, atiende mi plegaria fervorosa, da consuelo
y alivio a mis dolores. Endulza mi amargura y presurosa la paz
a mi alma atribulada envía, oh Madre de mi Dios, tan poderosa.
Sálvame del pecado, madre mía, de la virtud enséñame el camino,
y muéstrame el bien de la santa vía. Solitario y errante peregrino
a tu amparo me acojo, gran Señora: mándame la gracia del don divino.
Piedad, piedad a quien sus culpas llora, a quien a ti de hinojos,
arrepentido, reclama tu perdón, tu gracia implora. A ti elevo
mi espíritu afligido, de sus males en busca de consuelo. Acoge,
Madre, mi acento dolorido: sálvame por piedad y dame el cielo.
Amén.
http://www.lavirgenmaria.com.ar/index.php?name=News&catid=&topic=24
26. Padre nuestro, en tu amorosa solicitud
has querido favorecer a nuestra patria dándonos
en Chiquinquirá un signo de tu presencia; por la intercesión
poderosa de la Virgen María, cuyo patrocinio hoy
celebramos, concédenos crecer en la fe y lograr
nuestro desarrollo por caminos de paz y de justicia.
Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
http://www.lavirgenmaria.com.ar/index.php?name=News&catid=&topic=24
27. Amada Virgen
Autóctona Virgen de rostro bronceado, mi
Lago encantado te exorne los pies con
rizos y ondas de armónico halago y
Reina del Lago te digan doquier.
Bruñeron tus sienes con lirios plasmadas
ígneas llamaradas de eterno brillar por eso
mi tierra, que el trópico inflama, del sol
Te proclama la Reina inmortal.
La entraña fecunda del suelo nativo por ti
fluya un vivo tesoro sin fin, riberas y llano, lagunas y sierra
Reina de mi tierra te llamen a ti.
Y porque mi casta florezca en virtudes tus
excelsitudes proclame la grey Reina de mi tribu,
llamándote, en tanto la dicha o el llanto nos colmen.
Amén.
http://www.jorieken.nl/Marypages/Oraciones.htm
28. NOVENA A NUESTRA SEÑORA DE
CHIQUINQUIRÁ
Acto de contrición
Señor mío Jesucristo, Padre de misericordia
y Dios de todo consuelo, que haces infinitas maravillas
en el cielo y la tierra; Tu, Señor, que me hiciste
a tu imagen y semejanza, y capaz de tu gloria
y de la felicidad eterna, beneficio que nunca te podré pagar;
por el amor que me tienes; oh Dios, cuya grandeza me abisma,
escucha la sincera confesión de mi pecado. Aquí estoy
postrado de hinojos antes tu augusta presencia,
lleno de vergüenza, pero arrepentido y dispuesto a desagraviarte.
Confieso, Señor, que he pecado, que no he evitado
las ocasiones de pecar, despreciando
los sublimes mandamientos de tu Ley santa y labrando
a sabiendas mi eterna condenación. Me pesa, Señor,
me pesa una mil veces haber manchado mi alma
con la sombras del pecado. Pero como el penitente David,
aquí me tienes suplicando el perdón de mis culpas
prometiendo la enmienda de mi vida y la salud de mi alma.
Protégeme, Señor, yo te lo suplico fervorosamente
y te lo pido por el amor que le tienes a tu Santísima madre,
en cuyo honor hago este novenario bajo la dulce advocación
del Rosario de Chiquinquirá cuya sacratísima imagen
se renovó milagrosamente en Maracaibo ante un pueblo
celoso de amor a la Virgen María. Por ella, pues, dulce Jesús,
aplaca tu justa ira y concédeme toda tu clemencia,
de la que tanto necesito para salvarme
de los peligros que me rodean. Amen
Oración para todos los días
Omnipotente y Sempiterno Dios y Señor Nuestro,
que eres la esperanza y el consuelo de todos los afligidos
que te invocan, y quisiste que todos los bienes que tenemos,
y los que esperamos alcanzar, nos venga por mano
de la Santísima Virgen dignísima madre tuya; concédenos
que todos los que veneremos piadosamente tu nacimiento
en carne mortal y te roguemos delante de esta milagrosa Imagen
renovada por si misma, sintamos el perpetuo socorro
de su patrocinio y seamos libres en el cuerpo y en el alma,
de toda tripulación. Tú que vives y reinas con Dios Padre en unidad
del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amen
Primer día
Oh Soberana Reina de los Cielos
y tierra! Que fuiste elevada
por gracia a un a estado mas sublime que el que tienen
por naturaleza nuestros Ángeles custodios, yo te doy gracias
por las buenas inspiraciones que me has prodigado toda la vida,
y especialmente en este día; también os agradezco que renueves
milagrosamente tu Imagen del Rosario de Chiquinquirá,
expresamente para proteger a tus fieles devotos;
y te pido que asimismo renueves con tu milagroso poder
en el tosco lienzo de nuestros corazones la imagen
de tu Hijo benditísimo. Alcánzanos también la gracia
que en esta Novena os pedimos por la intercesión de tus Siervos
San Andrés y San Antonio, si ha de ser para mayor honra y gloria
de Dios y salvación de nuestras almas. Amén
Segundo día
¡Oh Madre! Tú estás sublimada por tu celo en cumplir
las ordenes de Dios sobre el coro de los Arcángeles;
tu eres su Reina, y por tal ellos te reconocen; yo me congratulo
de tu grandeza, y doy por ello rendidas gracias a la Beatísima
Trinidad, y te pido que te dignes encender en mi tibio corazón
la llama ardorosa de una celo activo, prudente y eficaz.
Tú, que disteis a conocer el resplandor de tu gloria en la admirable
renovación de esta Imagen tuya que veneramos, danos la gracia
y concédenos lo que particularmente te pedimos en este novenario.
Así lo esperamos conseguir a mayor gloria de Dios,
por la intercesión de tus gloriosos siervos San Andrés y
San Antonio; mas, si no conviene a nuestra salvación, dadnos
la conformidad para aceptar gustosos las disposiciones divinas.
Amén
Tercer día
¡Oh Madre y Señora Mía! Tú
fuiste la Virgen prudente elevada
sobre el coro de los principados: durante el tiempo de tu
peregrinación me diste ejemplos de esta virtud que impide
el desorden entre los hombres. Siendo tu Sabiduría superior
a la de todos los coros Angélicos, también fue superior
a la de ellos tu prudencia; te suplico, pues, que me alcances de tu
Divino Hijo esta virtud de la prudencia y que sepa frenar los
apetitos de la carne rebelde. Así lo espero conseguir por la
intercesión de tus siervos San Andrés y San Antonio, y también la
gracia especial que solicito en esta novena. Amen
Cuarto día
¡Oh fortísima Señora que jamás fuiste vencida y siempre venciste
a las potestades infernales! Ve, Señora, a qué atrevimiento han
llegado, pues pretenden borrar el culto católico de la faz de la tierra.
Aprisionado el Vicario de tu Divino Hijo, perseguida la justicia
y triunfante la iniquidad, sin tu auxilio es de temer que sucumbamos;
ven, pues, en auxilio de cada uno de tus devotos, y que todos
sintamos los saludables efectos de tu protección al invocar
tu patrocinio: tú, que tienes poder sobre el coro de las Potestades,
cuya Reina eres, puedes hacerlo así. Haz que tu sagrada imagen de
Chiquinquirá sea para los maracaiberos, para el Zulia todo y para
fieles devotos, un escudo que nos defienda de los ataques infernales.
Así lo esperamos alcanzar por la intercesión de tus siervos
San Andrés y San Antonio, como también lo que particularmente
te pido en este novenario. Amén
Quinto día
Obedientísima Señora y Madre
nuestra, que no rehusasteis
ninguno de los cargos que el Señor te encomendó; yo me congratulo
de verte elevada sobre el coro de las Virtudes, así como me confundo
al verme tan desemejante a ti por mis desobediencias a la Ley
Santísima de Chiquinquirá; ayudadme a tomarte por modelo de
humildad y obediencia, para que así logre mi salvación y el favor que,
por intercesión de tus gloriosos siervos San Andrés y San Antonio,
te pido en esta novena, si así me conviene. Amén
Sexto día
¡Oh piadosísima Señora, llamada
con verdad Espejo de Justicia!
Yo me congratulo al verte elevada sobre el coro de las
Dominaciones. Tú eres como el manantial de las cristalinas aguas
de las divinas misericordias, por esto, confiadamente te pido que
me alcances la gracia de practicar en todo la virtud de la justicia
apartándome de lo malo y obrando siempre bien, para que después
merezca gozar del paraíso al lado tuyo. Si, Virgen amantísima de
Chiquinquirá, concédeme eso y lo que te pido en esta novena
poniendo por intercesores a tus gloriosos siervos San Andrés y San
Antonio. Amén.
Séptimo día
¡Oh Virgen purísima, Silla de
la Sabiduría! Tú que eres la Reina
del coro de los Tronos, eres también la Madre del Verbo Eterno.
Yo te alabo y te bendigo, y al oír de tus divinos labios que tú eres
la madre de la Santa Esperanza, te suplico que ruegues por mí
a tu divino Hijo, a fin de que no desconfíe jamás de tus misericordias,
y apoyado en el valor infinito de los méritos de Jesucristo,
alcance el trono de gloria preparado para los que le aman.
Tú, poderosa Señora, que nos has dado tu bendita Imagen
de Chiquinquirá, concédenos por la intercesión de San Andrés y
San Antonio, tus siervos fieles lo que te acabo de suplicar,
y lo que particularmente te pido en esta novena, si me conviene.
Amén
Octavo día
Oh esclarecida Reina de los
Querubines, tu por tu firme, constante
y fervorosa fe merecisteis ser colocada mas cerca del Divino Sol
que a todos ilumina. Yo te ruego me concedas una muerte justa,
para ir a gozar de las inefables delicias que tus gozas en el Paraíso
celestial en compañía de los abrasados Querubines y de toda la
augustísima corte del cielo. Te ruego, Señora mía, te dignes desterrar
de nosotros los aires malignos que nos apestan, y danos
abundantemente los frutos de la tierra; si el verano secare nuestros
campos, envíanos aguas tempranas; si estas ahogaren los granos,
haz que se suspendan por el tiempo necesario para la germinación
de nuevas plantas, y danos finalmente, amorosísima Madre de
Chiquinquirá lo que solicitamos en esta novena pues te lo pedimos
confiados del valimiento que para ti, tienen tus fieles siervos de San
Andrés y San Antonio. Amén
Noveno día
¡Oh, Reina Soberana de los encendidos Serafines! ¡Cuánto me
regocijo al verte elevada sobre todos ellos y ardiendo con mayor
pureza e intensidad, y con más vehemencia abrasándose en el divino
fuego! Mira esta egoísta sociedad moderna que muere por falta
de amor y que parece tiene su vida alimentada por el odio que
la despedaza: mira la familia, casi destruida por el frío glacial
que reina entre sus miembros: mírame sobre todo a mí, y ve Señora,
cuan duro es el hielo que cubre mi tibio corazón, derrítelo, Señora
en el amor divino, despertadle del profundo letargo en que está
desde hace tanto tiempo ,y así como por amor tus siervos fieles
renovaste tu Imagen del Rosario de Chiquinquirá, renueva las fibras
de mi endurecido corazón; y vuélvela como blanca cera. ¡Oh piélago
de amor divino! Ruega por nosotros, infunde en nuestros pechos
una centella del fuego en que nos abrasas. Eres protectora de la fe:
convierte a tus siervos descarriados, y haz que la sociedad zuliana
no pierda nunca la fe católica; mira que en este pueblo renovaste
milagrosamente tu sagrada Imagen del recibes fervoroso culto.
Te lo pedimos, poniendo por intercesores a tus siervos San Andrés
y San Antonio. Amén.
29. GOZOS A HONRA A NUESTRA SEÑORA DE CHIQUINQUIRÁ
CORO
Pues eres de los pescadores
el consuelo y la alegría
¡oh madre, clemente y pía
escucha nuestros clamores!
ESTROFAS
Si en tu imagen hermosa
de Chiquinquirá encontramos
todo el bien que deseamos
en esta vida penosa,
si en todo tiempo, graciosa,
dispensas tus favores
con franca soberanía.
Oh Madre, clemente y pía.
Fénix de amor, renovada
para remediar al hombre
ostentas este renombre
en tu Imagen sagrada;
con tal timbre coronada,
se aumentan más los ardores
de tu amor cada día.
Oh Madre, clemente y pía.
Como aquella nubecilla
que Elías vio en el Carmelo
así por nuestros consuelos
obraste la maravilla;
de una oscura Imagencilla
salieron magnos primores,
que son asombro del día.
Oh Madre, clemente y pía.
¡Que copiosa y que incesante
es la lluvia soberana
de milagros, con que ufana
nos beneficias amante.
No se da ningún instante
sin que derrames favores
con general bizarría!
Oh Madre, clemente y pía.
Todo el que implora confiado
con sincera devoción
tu amparo y protección
sale siempre consolado;
infinitos han mudados
en delicias los dolores.
Porque buscaron tu guía.
Oh Madre, clemente y pía.
No hay enfermedad penosa,
no hay trabajo ni desgracias
que tú con tanta eficacia
no remedies generosa;
si es que con fe fervorosa
quien busca tus amores
de los vicios se desvía.
Oh Madre, clemente y pía
Maracaibo siempre fino,
así lo confiesa ufano,
porque jamás clamo en vano
a tu auxilio divino,
con modo el más peregrino,
en sus congojas mayores
le haz dado la alegría.
Oh Madre, clemente y pía
Casa común del consuelo
es vuestro templo sagrado,
pues en el haz franqueado
tu maternal desvelo.
Por eso con tanto anhelo,
sin recelos ni temores,
te clamamos noche y día.
Oh Madre, clemente y pía
Pueblo de Chiquinquirá,
tierra mil veces dichosa!
¡qué riqueza tan preciosa
Dios en tu campo nos da!
¡Oh, que celestial maná
de tan distintos sabores
vierte en su imagen María!
Oh Madre, clemente y pía
Pues eres de los pecadores
el consuelo y la alegría,
oh Madre clemente y pía,
escucha nuestros clamores.
Bendita sea tu pureza,
y eternamente lo sea,
pues todo un Dios se recrea
en tan preciosa belleza;
a ti Celestial Princesa,
Virgen Sagrada María,
te ofrezco desde este día
alma, vida y corazón;
mírame con compasión,
no me deje, madre mía. Amén
4) POEMA AL SANTUARIO DE LA VIRGEN DE LAS LAJAS
EN GUÁITARA, ANDES COLOMBIANOS
33. Sobre
el abismo en rocas construida
Está la iglesia de La Señora de las Lajas
La cual parece una hamaca suspendida
Del espléndido verdor de las montañas.
Aquí la madre del Señor, la más hermosa,
Cubre con suave manto a peregrinos
Que vienen a buscar cual María y Rosa
La lumbre que da vida en los caminos.
Bajo el piso de mármol escondidas
Están las almas de unos pastores santos
que buscaron con fe las ovejas perdidas
como lo hizo Jesús para salvar a tantos.
Por agrestes senderos la oración camina
Con la multitud de afligidos penitentes
Que se congregan hasta que el sol declina
Deshojando sus plegarias lentamente.
En la profundidad del Guáitara se siente
El murmullo de la alegre muchedumbre
Que dejó su dolencia en la pendiente
al bajar con ilusión desde la cumbre.
¡Oh Virgen del Rosario Milagrosa!
Que palpa la aflicción de los humanos
Yo quisiera esculpir con fe en una losa
El milagro de la paz entre hermanos.
Héctor José Corredor Cuervo, Poeta colombiano